YONQUI
BURROUGHS, WILLIAM S.
¡ OH, ES ÉL ! ( Viaje fantástico hacia Julio Iglesias ) de Maruja Torres Hilarante diversión en este salvaje, desmadrado e impagable relato que no deja títere con cabeza. Reportera de una revista cordial, y a tono con el espíritu de tales publicaciones, Diana Dial es una muchacha sensible, tan entusiasta como la que más de los héroes de la alta sociedad o del mundo del espectáculo. Idolatra particularmente a Julio Iglesias, por lo que acoge con éxtasis casi fanático el encargo de escribir una crónica viva sobre nuestra edulcoradamente cantarina gloria nacional. Para cumplir esa misión, Diana Dial se traslada a Estados Unidos donde le aguarda el impetuoso remolino de una aventura con intriga policíaca y emociones amorosas suficientes para demostrar que la chica tiene un corazón que es una casa de huéspedes, en la que caben galanes en cantidad. En medio de un desmadre demencial, Diana se documenta, elabora su reportaje y elije amante, objetivo de toda buena chica. " Me ha salido una novela bastante salvaje, muy libre en el lenguaje y con bastante sexo. ¡ Timoratos abstenerse ! " Maruja Torres " Esta obra, deslenguada, escéptica y faltona, constituye una lectura indispensable para los amantes de la prensa del corazón o de la literatura humorística. " Llatzer Moix ( La Vanguardia ) Editado por Círculo de Lectores en 1986 Tapa dura con sobrecubierta 13 X 21 Cms 222 páginas En perfectísimo estado !!!
William S. Burroughs publicó Yonqui, en 1953, gracias a los buenos oficios de Allen Ginsberg, que se paseó con el manuscrito bajo el brazo por diversas editoriales hasta dar con Carl Solomon, un editor más valiente ?y más desesperado? que otros, y que años después confesó que era tal el terror que le daba trabajar con semejante material que estuvo a punto de sufrir un colapso. Y así fue como apareció uno de los libros míticos de la literatura americana de nuestro siglo, pero también uno de los más prohibidos y subterráneos, en una editorial marginal, bajo el pseudónimo de William Lee. Burroughs aún no era el autor de El almuerzo desnudo, ni se había constituido en el gran visionario de nuestra época, que ha inspirado a escritores, a músicos, a pintores y a cineastas, pero en esta descarnada, deslumbrante crónica de una adicción ?los vagabundeos en busca de droga, la avidez por el chute, la peculiar sexualidad y las no menos extrañas relaciones nacidas en la comunión de la droga? estaba ya el fundamento de toda su obra posterior. Para Burroughs, un audaz explorador del lado más salvaje de la vida y la literatura, todo debe ser experimentado hasta el límite, aunque él nunca pierde la distancia de la inteligencia. Para llegar al paraíso de la droga hay que hundirse en su infierno, puesto que ambos son lo mismo, y la degradación nunca está muy lejos de la revelación. Porque la droga, finalmente, no es un medio para aumentar el goce ni un estimulante: es una manera de vivir.