AFTER
FERMÍN DÍEZ DE ULZURRUN
Artista y comisario, comisario y artista
esta paradoja a
menudo clásica en la actualidad resulta una especie de contra cultura, un fuego amigo.
Artista, Fermín.
Comisario, César.
Ambos extraen de sus propias vivencias After en el
transcurso de la reelaboración de un proyecto de largo proceso que comienza con la publicación del comisario para la primera exposición de Fermín en una galería de las afueras en Barcelona en 2015: Trabajo / Treball / Work / Arbeit. La publicación inicial lleva por título La Obra Maestra Desconocida en referencia directa al proceso de escritura, por parte del filósofo, antropólogo y economista Karl Marx, de El Capital (14 de septiembre de 1847). En el primer fanzine, el comisario aprecia el proceso de desmercantilización de los procesos de producción artística de desecho del artista análogos al proceso de desnaturalización del tiempo de trabajo que el capital promueve. En estos intermedios sin aparente fetiche, el artista crea, cuando por ejemplo se graba en vídeo comiéndose su bocata de chorizo pamplonica, como demuestra Bokata, el vídeo que recoge a Fermín almorzando frente a cámara y que alude sin menoscabo a Eat el ensayo warholiano.
Una y otra vez las referencias a la modernidad incompleta y al sueño emancipador de Jorge Oteiza nos asaltan. En esta ocasión, After convoca los restos de una siderurgia hecha desaparecer, convertidos sus rastros en parque de atracciones para los turistas, y sirve de escenario para que artista y comisario se enzarcen en una serie de reflexiones sobre las resonancias que deja la ausencia de lo que anteriormente era una presencia ineludible que lo marcaba todo (como la negror de los restos de la producción industrial siderúrgica de una época que ya no existe sino en nuestras propias fantasías y apariciones, de la que habla la propia madre del comisario), pero que para el comisario y el artista resuena en la escultura contemporánea, en el sonido del techno, en la selección de fotos de un Fermín más personal que nunca y en libros y voces más que familiares. El volumen de 96 páginas supone el diario de trabajo de 2 luchadores incansables que, a menudo denostados por su coherencia, tienen, sino mucho que decir, mucho que compartir.