EL CLAVÍN
IRENE SOBREVILLA GÓMEZ
8 años, los zapatos de mis abuelos y el reflejo del mundo en mis ojos. El Clavín es el pueblo de al lado. Para mí, un horizonte tangible separado de mi hogar por un extenso camino de tierra. Señalo con mi dedo índice, sosteniendo mi afán y curiosidad con el resto; les pido una vez más a mis abuelos que me acompañen, aunque mi abuela no calce los zapatos adecuados. Sola no puedo ir.
19 años, el abrigo de mi padre, mi madre y el síndrome del nido vacío. He dejado atrás el Clavín y un camino de huellas que le da la espalda. Voy descalza y aún queda mundo por delante. ¿Y ahora qué?