ACERA DE ENFRENTE,LA
ALDRICH ROBERT
Las hazañas de los hombres ilustres (ya sean caudillos, artistas o exploradores) nunca han dejado de cautivar nuestra sedienta imaginación. No por ello, sin embargo, merecen menos luz las aventuras o desventuras de individuos algo más oscuros y cuanto en ellas podemos aprender sobre las curiosas propiedades de la condición humana.
Robert Aldrich compone aquí una fascinante galería de retratos con hombres y mujeres de conspicua o velada homosexualidad para mostrarnos así la extraordinaria variedad de la gaya vida (y de la vida sin adjetivos) a lo largo de la historia. Unos ochenta personajes procedentes de los cinco continentes y las aceras vitales más dispares alzan la voz en este singular ejercicio de taxonomía amatoria. Junto a Miguel Ángel, Federico el Grande o García Lorca, junto a santos, filósofos o artistas, aparecen individuos poco o nada conocidos cuyas peripecias son tan elocuentes y significativas como las gestas de los homosexuales egregios: un facineroso sin escrúpulos entregado a la bondad del erotismo; dos funcionarios del Antiguo Egipto sospechosamente unidos en una tumba hace ya cuatro mil años; una atribulada monja renacentista que no lograba adivinar la línea divisoria entre el amor celeste y el mundano; un pintoresco maharajá que aliviaba su incontenible ardor con los cuerpos de la servidumbre; «Aimée» y «Jaguar», cuyo idilio sobrevivió a los campos de extermino nazis
A menudo asombrosas, a veces dramáticas y siempre extraordinarias, estas historias reflejan también (y en ocasiones han alterado) las diferentes actitudes con que el mundo ha ido afrontando el amor y el deseo entre personas del mismo sexo.
Desde los mandarines de la China imperial a los pioneros de la liberación gay en el siglo XX, desde los pecados nefandos del pasado más tenebroso a las abiertas vindicaciones de la identidad sexual contemporánea, este escrutinio invita a la reflexión y nos permite contemplar la riquísima diversidad de los hábitos cultivados por nuestra especie.
Las hazañas de los hombres ilustres (ya sean caudillos, artistas o exploradores) nunca han dejado de cautivar nuestra sedienta imaginación. No por ello, sin embargo, merecen menos luz las aventuras o desventuras de individuos algo más oscuros y cuanto en ellas podemos aprender sobre las curiosas propiedades de la condición humana. Robert Aldrich compone aquí una fascinante galería de retratos con hombres y mujeres de conspicua o velada homosexualidad para mostrarnos así la extraordinaria variedad de la gaya vida (y de la vida sin adjetivos) a lo largo de la historia. Unos ochenta personajes procedentes de los cinco continentes y las aceras vitales más dispares alzan la voz en este singular ejercicio de taxonomía amatoria.