ARCHAEOLOGIES OF THE FUTURE
AGUIRRE AZKARATE, PEIO
Esta exposición gira alrededor de una arqueología de distintas formas estéticas históricas que conviven en el corazón de prácticas artísticas recientes. En lugar de partir de ese gran almacén-archivo de formas que es la historia, entendida como una narración lineal que viene del 'pasado' hasta nuestros días, la exposición se centra en ejemplos y casos de 'ahora' que recurren a distintas formas de historicidad y/o historicismo. Como es sabido, la arqueología se centra en la investigación de la historia y es una disciplina basada en métodos estrictos de datación cronolígica, periodo, época, estilo, escuela, etc. Sólo después del análisis arqueológico de manifestaciones materiales y restos, es posible entrar en los estudios antropológicos de quién fabricó qué, por qué, y con qué finalidad.
Una de las intenciones de esta exposición de cinco artistas de trayectoria internacional es reflexionar sobre la sedimentación del tiempo en formas culturales altamente codificadas, que van desde el ámbito de los objetos cotidianos a la configuración del entorno que nos rodea pasando por la formación de la obra de arte. Arquitectura, diseño, imagen en movimiento y cultura popular se entremezclan en una radiografía del presente cultural con un ojo puesto en el ayer.
Existen pocas producciones culturales que nos transmitan tanta información codificada como las avanzadillas de la imagen, el arte y el diseño. El diagnóstico del presente se estratifica de manera que un día necesitaremos arqueólogos para que nos ayuden a adivinar los argumentos originales hasta de las películas clásicas� (William Gibson, Mundo espejo, Minotauro, 2004). Esta novela de ciencia-ficción sobre el advenimiento de nuevos modos de consumo sobrevuela aquí como una referencia. En un contexto de orden pop-cultural, a lo que tendemos es al reconocimiento de formas, patrones y modelos. Identificándonos con elementos estáticos moldeamos subjetividades. Lo que está en juego aquí es un contradictorio equilibrio entre la estandarización de las formas de vida y la necesidad de una continua singularización; un 'mundo espejo' donde todo es reconocible sin jamás ser parecido, donde todo se parece pero a la vez es distinto.
Las prácticas de Martin Beck, Carol Bove, Dora García, Mathias Poledna y Pia Rönicke comparten esta sensibilidad analítica hacia los constructos artificiales que interseccionan la memoria histórica con la cultura de masas, y se insertan en una tradición crítica que viene cuestionando las concepciones universales de la experiencia estética del alto modernismo hasta nuestros días. Es en la forma, el estilo y el lenguaje donde las diferencias entre las proyecciones de los años sesenta hacia el presente se hacen visibles. El estilo (como residuo) es en este contexto un portador de la ideología de los tiempos, disolviendo lo histórico en lo estético, a medio camino entre la atemporalidad y la periodización.