BIBLIOTECAS LLENAS DE FANTASMAS
BONNET, JACQUES
¿Teme usted que el derrumbamiento de su biblioteca lo aplaste mientras duerme? ¿Pone la acumulación de libros en peligro la mera existencia de su familia? ¿Ordena usted los volúmenes por temas, por idioma, por autor, por fecha de publicación, por formato o siguiendo un criterio por usted solo conocido? ¿Se puede poner en la misma estantería a dos autores irremediablemente reñidos en la vida? Graves preguntas que se hacen los bibliómanos, especie en vías de extinción que, amén de la pasión de poseer libros, tienen la de leerlos. Las bibliotecas son seres vivos a imagen y semejanza de nuestra complejidad interior. Acaban por formar un laberinto del que, para nuestro inmenso ?y peligroso? placer, podemos perfectamente no salir jamás. En este pequeño tratado sobre el arte de vivir con demasiados libros aparecen, entre muchos otros, Pessoa intentando convertirse en bibliotecario, Matisse optando al puesto de «controlador del derecho de los pobres» o el capitán Ahab y el misterio de la pierna que le arrancó Moby Dick. Y es que esos miles de páginas que ocupan nuestras estanterías están habitadas por fantasmas muy vivos que, una vez los hemos conocido, no nos abandonan jamás.
¿Teme usted que el derrumbamiento de su biblioteca lo aplaste mientras duerme? ¿Pone la acumulación de libros en peligro la existencia de su familia? ¿Ordena usted los volúmenes por temas, por autor o siguiendo un criterio por usted solo conocido? Graves preguntas que se hacen los bibliómanos, que, amén de la pasión d e poseer libros, tienen la de leerlos. En este pequeño tratado del arte de vivir con muchos libros aparecen, entre muchos otros, Pessoa intentando convertirse en bibliotecario o el capitán Ahab y el misterio de la pierna que le arrancó Moby Dick. Y es que esos miles de páginas que ocupan nuestras estanterías están habitadas por fantasmas muy vivos que, una vez los hemos conocido, no nos abandonan jamás. «Jacques Bonnet ha escrito una declaración de amor a la literatura» (Jean-Claude Perrier, Livres Hebdo); «Un compendio de ordenación, tratado de jardinería, ejercicio de agradecimiento, investigación policial, novela de aventuras y autobiografía, este relato borgeano es una promesa de felicidad» (Jérôme Garcin, Le Nouvel Observateur); «Un pequeño y delicioso volumen» (Agnès Léglise, Rock & Folk).