CORRER
JEAN ECHENOZ
Emil Zátopek es un muchachote rubio un tanto desgarbado, que se ha hecho famoso desde su irrupción en los Juegos Interaliados de Berlín, 1946.
En pocos años, y con dos Olimpiadas a sus espaldas, se ha convertido en invencible.
Nadie puede pararlo: ni siquiera el régimen checoslovaco, que en vano lo espía, limita sus traslados y distorsiona sus declaraciones.
Emil corre, corre siempre.
Corre contra su decadencia, y sonríe.
Incluso en las minas de uranio adonde lo destierran porque ha apoyado a Dubek , y también mientras sigue con breves zancadas el camión que recoge la basura de Praga.
Ni siquiera Moscú puede pararlo.
Correr es una ficción que abrió el camino de mi afición al género biográfico, incluso al gusto por la temática deportiva.
Pero sobre todo con él también descubrí a Echenoz, un autor con mayúsculas con el que he recorrido muchos otros caminos: Tesla y sus Relámpagos, los últimos años de la vida de Ravel, la primera guerra mundial de 14
Su estilo atento y constante atrapa de tal modo que, cuando uno quiere darse cuenta, ya ha acabado de leer su nueva novela.