EL PRADO DE ROSINKA
UNA VIDA ALTERNATIVA EN LOS AÑOS VEINTE
GUDRUN PAUSEWANG
Elfriede, una anciana octogenaria, recibe la carta de su sobrino, un joven que está decidido a dar el salto a la vida autogestionada, renunciando a las reglas de un sistema con el que no se identifica. Así comienza una entrañable relación epistolar, en la que Elfriede le relatará su experiencia en Rosinkawiese, un pueblecito en los Sudetes donde su marido y ella emprendieron, en plenos años veinte, el utópico sueño de vivir y dejar vivir, respetando la naturaleza y dejándose abrazar por el calor de la comunidad. Un proyecto hermoso e inspirador que, sin embargo, implicó también grandes dosis de sacrificio y dolor. El prado de Rosinka constituye una oda al amor por la naturaleza, un alegato a favor de una vida alternativa, tranquila y ajena a la superficialidad moderna.