ELLOS SON MEJORES
MORALES SILLAS GUILLERMO
«Alquimia. La luz cenital de una pantalla que imprime el sexo de Belladona y Jenna Haze, metabolizadas por Luna Miguel como diccio´n de una sensualidad extraordinaria. Suyos son los dominios del carisma, la solemnidad y desobediencia de una Lilith poderosa, decidida a ser expulsada del parai´so seguramente dantesco (Notturnos: Madrid y su arruinada periferia). Alientos, carne, sabores... Susurros: serpiente de cascabel, ovillada en el mismo desierto de Valente y Bolan~o, protegiendo los perpetuos u´ltimos alientos de la li´rica (como la fruta bi´blica, como un i´dolo ma´gico de terracota azteca). Poeta en un mundo de narradores, rara avis para las coordenadas referenciales que manejamos, o: la historia del poema como la historia del Punk. Y asi´, Poetry is not dead verifica, de una vez por todas, que el poema nunca estuvo tan vivo. Ahora: ¿quie´n se atreve a repetir el eslogan? ¿No future for us...?, ¿deci´an?» (Antonio J. Rodríguez).
Luna Miguel nacio´ en Madrid en 1990, pero vive en Barcelona, donde trabaja como periodista y editora. Es autora de los libros de poesi´a Estar enfermo (La Bella Varsovia, 2010), Poetry is not dead (DVD, 2010; edicio´n corregida en La Bella Varsovia, 2013), Pensamientos este´riles (Cangrejo Pistolero, 2011), La tumba del marinero (La Bella Varsovia, 2013) y Los esto´magos (ine´dito). Tres selecciones de estas obras se han editado en el extranjero: Bluebird and Other Tattoos (Scrambler Books, 2012) en EEUU, Musa ammalata (Damocle Edizioni, 2012) en Italia, y Ma´s alla´ de la quietud (Melo´n Editora, 2013) en Argentina. Tambie´n ha publicado el cuento Exhumacio´n (Alpha Decay, 2010) escrito junto con Antonio J. Rodri´guez; ha coordinado las antologi´as Teni´an veinte an~os y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011), Sangrantes y Vomit; y ha traducido a autores como Marcel Schwob, Cassandra Troyan, Tracy K. Smith y Arthur Rimbaud.
«Pareciera, como en Góngora, que en los poemas de Guillermo Morales Sillas el significante persiguiera emanciparse del significado, sin perder el sentido. Porque, precisamente, gracias a esta tensión, el sentido logra ampliar su radio de alcance. El área de juego es la música del idioma. Y de ahí proviene, en parte, el extrañamiento de su dicción personal. Polifonía sintáctica y materialidad léxica. Voces que se enhebran en la aguja del hilo del discurso. Nada que no pueda explicarse con una sucesión de sonidos movidos a resplandor, como quería Larrea. "El sol explica", nos explica Guillermo. "El sol", que "es la moneda de todos los países"» (Juan Antonio Bernier).