LA CIVILIZACIÓN INCONSCIENTE
SAUL, JOHN RALSTON
La inconsciencia de la que habla Saul no tiene nada que ver con el psicoanálisis, sino con la falta de una perspectiva clara acerca de la verdadera y amenazante esencia de la realidad local, nacional y mundial a la que, paradójicamente, nos lleva la excesiva pero deliberadamente fragmentaria cantidad de información que recibimos.Desde una posición de izquierda, menos vinculada a un modelo político que a una tradición de pensamiento humanista que se remonta a Sócrates y que encuentra en Platón a su primer oponente, el primer defensor de la «razón de Estado», Saul dibuja con agudeza el mapa de la situación sociopolítica actual; la glorificación del capitalismo liberal como el único modelo económico posible y deseable, el único que garantizaría la continuidad de la democracia.Se hace creer al ciudadano que el rumbo de todo lo humano depende de unos parámetros económicos cuyo manejo está más allá del alcance de la mayor parte de los hombres, de modo que se les aboca a la pasividad y al individualismo. Individualismo ilusorio, por otra parte, ya que apenas queda espacio para la iniciativa en la hiperburocratización y el corporativismo de la economía y la política actuales; lo cual, además de marcar el recorrido de un insalvable círculo vicioso, sirve de coartada moral para justificar la actitud pasiva muy útil para los dueños del poder frente a las grandes atrocidades, derivadas en casi todos los casos de las grandes desigualdades económicas que impone el nuevo orden mundial. En el polo opuesto a los ideólogos del «final de la historia», Saul sostiene que asistimos a un «gran salto hacia atrás», y que vincular el sostenimiento del sistema político participativo a los meros índices de desarrollo económico es una peligrosa falacia, ya que la democracia, muy anterior a la revolución industrial y al liberalismo, fue en su origen el producto de una inquietud filosófica centrada en el hombre. Dado que la capacidad de darse gobierno en tanto que comunidad es una de las mayores conquistas de la civilización, reducir ese gobierno (el famoso eslogan «empequeñecer el Estado») a una mera policía fiscal no es sino un retroceso casi suicida.Nacido de las conferencias que el autor pronunció en el marco de las prestigiosas «Massey Lectures» de la Universidad de Toronto, este ensayo mantiene el tono de su original forma oral, alejándose de toda argumentación críptica y de cualquier clase de erudición sobreentendida, para dejar que prime la contundencia y claridad de los comprometidos puntos de vista que pone en juego.