LA SOCIEDAD DE LA DECEPCIÓN
ENTREVISTA CON BERTRAND RICHARD
LIPOVETSKY, GILLES
Este volumen recoge una jugosa entrevista en la que Lipovetsky contextualiza su formación intelectual, describe las últimas tendencias de la sociedad de la abundancia y expone por primera vez un ideario moral. Los sueños del progreso hace tiempo que produjeron monstruos y las instituciones despiertan desconfianza: «Dado que se prolongan las esperas democráticas de justicia y bienestar dice, en nuestra época prosperan el desasosiego y el desengaño, la decepción y la angustia.» Pero la entidad que promete la felicidad del ciudadano no es la democracia sino el capitalismo consumista. Aún así, el capitalismo siempre tiene enemigos; en nuestra época cabe señalar el voluntariado, las ONG, el ecologismo responsable, la idea del comercio justo y la del desarrollo sostenible. El mercado ha conseguido transmutar los valores y los sentimientos, pero no comercializarlos del todo.
«Un desencanto democrático que se traduce no tanto en una auténtica despolitización como en una metamorfosis de las relaciones de la política, notablemente marcada por la irrupción de las lógicas consumistas en el ejercicio mismo de la ciudadanidad» (Baptiste David, Page).
Este volumen recoge una jugosa entrevista en la que Lipovetsky contextualiza su formación intelectual, describe las últimas tendencias de la sociedad de la abundancia y expone por primera vez un ideario moral. Los sueños del progreso hace tiempo que produjeron monstruos y las instituciones despiertan desconfianza: «Dado que se prolongan las esperas democráticas de justicia y bienestar ?dice?, en nuestra época prosperan el desasosiego y el desengaño, la decepción y la angustia.» Pero la entidad que promete la felicidad del ciudadano no es la democracia sino el capitalismo consumista. Aún así, el capitalismo siempre tiene enemigos; en nuestra época cabe señalar el voluntariado, las ONG, el ecologismo responsable, la idea del comercio justo y la del desarrollo sostenible. El mercado ha conseguido transmutar los valores y los sentimientos, pero no comercializarlos del todo. «Un desencanto democrático que se traduce no tanto en una auténtica despolitización como en una metamorfosis de las relaciones de la política, notablemente marcada por la irrupción de las lógicas consumistas en el ejercicio mismo de la ciudadanidad» (Baptiste David, Page).