NADA ES VERDAD, TODO ESTA PERMITIDO
ROCHA PÉREZ, SERVANDO
En Nada es verdad, todo está permitido. El día que Kurt Cobain conoció a William Burroughs, desfilan viejos cantantes de blues como Son House, Robert Johnson o Skip James, junto a la permanente sombra del gran Leadbelly, el legendario ladrón Jack Black, la historia del forajido William Quantrill o la figura de los falsos predicadores. El libro es un recorrido por una parte importante del siglo veinte, centrándose en las conexiones entre dos de sus principales héroes (Burroughs y Cobain) e indagando en la relación entre música y subversión, arte y rebelión. En sus páginas, escritores outsiders, músicos y artistas oscuros, comparten un mismo fuego y bailan en torno a la figura de Burroughs, quien parece hablarles, como si fuesen ellos los destinatarios de la dedicatoria incluida en Ciudades de la noche roja: «A todos los escribas y artistas y practicantes de la magia a través de los cuales se han manifestado estos espectros... NADA ES VERDAD. TODO ESTÁ PERMITIDO».