ORIGEN, NUDO Y ORIGEN

Klari Moreno es una joven artista madrileña que lleva un par de años moviéndose muy activamente en la escena de la autoedición, autopublicándose pequeños fanzines de tirada cortísima, que distribuye en eventos alternativos. En ellos está aún buscándose, experimentando con diferentes estilos y tonos narrativos, casi siempre sin palabras —no se siente cómoda escribiendo, asegura—, moviéndose entre la representación naturalista de espacios —naturales o artificiales—, la descomposición geométrico y las historias de personajes híbridos que viven aventuras cósmicas. Con cada trabajo crece, y va cumpliendo las expectativas que hay depositadas en su obra. En las últimas semanas, precisamente, han aparecido dos trabajos de factura más profesional, que serán también los que más difusión tengan hasta la fecha, aunque sea por su tirada.

El primero de ellos es Origen, nudo y origen, publicado bajo el sello de Moreno, La Malvada, con la edición de Elizabeth Casillas. En él, con trazos de tinta finos y precisos, dibuja un paisaje natural que experimentamos a diferentes niveles; una panorámica de un monte ocupa el mismo espacio y exige el mismo tiempo de atención que la hierba del suelo. El paisaje puede descomponerse en líneas, transformarse en otra cosa, o virar hacia la abstracción para configurarse de nuevo. Es el paso del tiempo, pero también la acción del hombre, que está ausente casi todo el relato salvo en una página en la que un leñador tala el monte, lo que desencadena la destrucción, tal vez en forma de incendio, que Moreno simboliza de forma abstracta en dos páginas de fondo negro. Sin embargo, el mensaje final es positivo: todo se renueva, y vuelve al origen, en otras dos páginas magistrales, de pequeñas viñetas minuciosas donde se atiende y celebra la vida del monte: el pájaro, la hoja fresca que nace, el fruto maduro que cae.