SALON,EL
BERTOZZI NICK
Bertozzi se lanza a un juego de interreferencias arriesgado: crear una ficción histórica jugando con los mimbres visuales que alimentan lo narrado. Es decir, hacer un cómic sobre el nacimiento de la vanguardia que se nutra de los propios elementos vanguardistas que recrea. No es nuevo, lo vemos en Las Ninfas, esa pintura Umbraliana exaltada adolescente del Modernismo poético; es la base conceptual de esa maravilla de la animación "abstracta" que es Fantasía de Disney y, si se descuidan, una de las mejores virtudes de la doblemente reseñable Expiación. En cómic encontramos jugueteos semejantes en Larcenet y su hipotética parodia de aquel Van Gogh en primera línea de guerra o en los delirios surrealistas dalinianos de Paco Roca en El juego lúgubre; El Salón va un poco más lejos.
París, 1907. Cuando alguien empieza a decapitar pintores de vanguardia, Gertrude Stein y su hermano Leo se percatan de que pueden ser los siguientes en la lista del asesino. Con la ayuda de sus colegas y amigos más íntimos, Georges Braque, Pablo Picasso, Erik Satie, Alice B. Toklas y Guillaume Apollinaire, se proponen poner fin a los truculentos asesinatos. Repleta de peligros, arte, historia y huidas audaces, la obra es una ingeniosísima novela detectivesca entreverada con el origen del arte moderno.