TRATADO DE ESCENOGRAFÍA
NIEVA, FRANCISCO
En el Preliminar de este tratado nos dice su autor: Debiéramos entender lo que hoy llamamos escenografía teatral como un elemento artístico de sugestión, pero con una alta base técnica. Escenotecnia sería su designación más exacta, sin pararnos a considerar los específicos espacios destinados a ello, ni en cualquier otro tipo de condicionamiento, porque la escenografía no es como un aditamento del teatro, sino el teatro mismo. Elementos de sugestión son también los trajes, la luz, la música, el atrezzo, pero todo ello puede considerarse escenografía.
No es que el teatro nos arranque de la realidad, sino que nos introduce en la realidad del teatro. Los niños cuando juegan reproducen el mundo y la vida a otro nivel más exaltado y usan de mesas y de sillas para simular castillos o escenarios. Igual sucede con el teatro de los adultos y lo que llamamos escenografía es un vasto complejo de signos que inciden todos en la enfatización del espectáculo. Pensemos que, por pobre que sea, todo el teatro es espectáculo.
Pero también la escenografía depende de un factor económico. Se hace escenografía con lo que se puede. En nuestro tiempo, todo trabajo teatral de carácter competitivo comienza por parecernos caro. El escenógrafo profesional ha de saber, desde un principio, cuánto vale un kilo de clavos. A partir de ahí, puede usar de muy sofisticadas técnicas, puede experimentar, fantasear, pero siempre ha de tener presente hasta qué punto se lo puede permitir o no. Porque el teatro, aparte de un arte, es un negocio cultural, que mueve dinero, a veces en grandes cantidades.
El decorado teatral no debe ser precisamente decorativo, sino esencial, un instrumento para hacer teatro