VIDA Y MUERTE DE LA IMAGEN
HISTORIA DE LA MIRADA EN OCCIDENTE
DEBRAY, RÉGIS
No existe la imagen en sí misma: su estatuto y sus poderes varían continuamente con las revoluciones técnicas y los cambios en las creencias colectivas. Y, sin embargo, la imagen ha dominado siempre a los hombres, aunque el ojo occidental tenga una historia y cada época su inconsciente óptico. Nuestra mirada fue mágica antes de ser artística. Y en la actualidad se está haciendo económica.
En este libro, Régis Debray ha querido seguir las huellas lógicas de esa sorprendente evolución, desde las cavernas decoradas con pinturas hasta la pantalla del ordenador.
Y su conclusión nos la sirve en forma de pregunta: la llamada ´era de las imágenes´, ¿no será en realidad un breve paréntesis entre el ´tiempo de los ídolos´ y el ´tiempo de lo visual´, en el que presuntamente estamos entrando? Sea como fuere, la puesta al día de los códigos invisibles de lo visible está disipando ya ciertos mitos pertinaces, como la ´historia del arte´ o la ´civilización de la imagen´. Y quizá sea precisamente la
No existe la imagen en sí misma: su estatuto y sus poderes varían continuamente con las revoluciones técnicas y los cambios en las creencias colectivas. Y, sin embargo, la imagen ha dominado siempre a los hombres, aunque el ojo occidental tenga una historia y cada época su inconsciente óptico. Nuestra mirada fue mágica antes de ser artística. Y en la actualidad se está haciendo económica.
En este libro, Régis Debray ha querido seguir las huellas lógicas de esa sorprendente evolución, desde las cavernas decoradas con pinturas hasta la pantalla del ordenador.
Y su conclusión nos la sirve en forma de pregunta: la llamada "era de las imágenes", ¿no será en realidad un breve paréntesis entre el "tiempo de los ídolos" y el "tiempo de lo visual", en el que presuntamente estamos entrando? Sea como fuere, la puesta al día de los códigos invisibles de lo visible está disipando ya ciertos mitos pertinaces, como la "historia del arte" o la "civilización de la imagen". Y quizá sea precisamente la caída de esos dioses la que nos conduzca a la despedida definitiva: el adiós a la "sociedad del espectáculo".