CRÍMENES EJEMPLARES
AUB, MAX / BALLESTER I ARBONÉS, ARNAL / MUÑOZ BACHS, EDUARDO / CHÚMEZ, CHUMY
La Fundación Max Aub y la editorial valenciana Media Vaca recuperan en una preciosa edición ilustrada los Crímenes ejemplares de Max Aub. Son los 87 cuentos que el autor publicó por primera vez en la Impresora Juan Pablos de la ciudad de México en 1957. Treinta y uno de ellos han sido interpretados (rematados y a la vez revividos) por 31 artistas, desde Alejandra Hidalgo a Chumy Chúmez, pasando por Asun Balzola, Urrutia Capó o Isidro Ferrer.
Son crímenes contados, es decir, muertes con cuento, sordas o fulgurantes, sorpresivas o bien previsibles. Puñaladas traperas y escopetazos. Nada del otro mundo. Los hombres y las mujeres no hemos cambiado tanto a lo largo de las últimas cinco décadas. Continuamos matándonos los unos a los otros de forma similar, bien al detalle o bien al por mayor. El de Max Aub -es tremendo que haya que recordarlo a estas alturas- es uno de los fenómenos creativos más brillantes y ricos de la literatura escrita en español durante el siglo XX.
Algunos de los relatos que componen estos CRíMENES EJEMPLARES aparecieron antes en SALA DE ESPERA, publicación a través de la cual Max Aub daba a conocer a sus allegados y a otros lectores interesados fragmentos de todo aquello que iba escribiendo.
Esta edición utiliza los 87 cuentos que su autor agrupó en forma de libro y publicó por vez primera en la Impresora Juan Pablos de la ciudad de México el año 1957, en edición cuidada por el propio Max Aub y enriquecida (como se dice del caldo al que se echa un hueso) con viñetas extraídas de Book of Objects (San Luis Potosí, 1883).
Que sepamos, nunca hasta ahora se habían dado estos breves relatos con tal derroche de espacio y de tinta negra. Ni con un desbordamiento gráfico semejante: 31 artistas ofrecen aquí sus propias versiones de los crímenes.
No era tarea fácil, porque muchos de los cuentos contienen en si mismos imágenes poderosas que es inútil duplicar y de las que cuesta sustraerse. Todos los dibujantes, con alguna excepción, han escogido el texto que ilustran. Muchos de ellos son asiduos colaboradores de prensa, otros se dedican a la historieta, al libro infantil, a la publicidad y al cartelismo; otros son pintores y exponen sus obras regularmente en galerías.
Lo maté porque me dolía la cabeza. Y él venga hablar, sin parar, sin descanso, de cosas que me tenían completamente sin cuidado. La verdad, aunque me hubiesen importado. Antes miré mi reloj seis veces, descaradamente: no hizo caso. Creo que es un atenuante muy de tenerse en cuenta.
(Max Aub)