EL NACIMIENTO DE LA HISTORIA
LA FORMACIÓN DEL PENSAMIENTO HISTORIADOR EN GRECIA
CHÂTELET, FRANÇOIS
¿Por qué el hombre -ser histórico- se ha hecho historiador? ¿Por qué ha considerado bueno y útil transmitir a las generaciones futuras unos relatos que pretenden hacer inteligible el devenir sensible profano de la humanidad? Para aclarar la génesis de ese es espíritu historiador hay que acudir a un período privilegiado: el que coincide con la Grecia clásica, pues en esa época abundan las referencias al pensamiento arcaico y en ella se manifiestan por vez primera la transparencia y la pureza de lo racional. Del análisis de los textos helénicos surge esta verdad: el hombre se hace historiador porque deviene ciudadano; el relato histórico expresa el esfuerzo de los individuos y grupos por pensar y dominar la tragedia de la ciudad. Las diversas formas en que cada uno de los autores estudiados aborda el devenir -la sencillez no desprovista de ironía característica de Heródoto, el rigor que resplandece en Tucídides, la fantasía polémica de un Aristófanes, el progresismo que exhiben los sofistas, la voluntad idealizadora de Platón, el moralismo de Jenofonte, la inteligencia de Isócrates, la prudencia científica de Aristóteles- no sólo revelan soluciones políticas, sino que definen categorías que el pensamiento historiador y filosófico ulterior -hasta nuestros días- reactualizará y desarrollará.
¿Por qué el hombre -ser histórico- se ha hecho historiador? ¿Por qué ha considerado bueno y útil transmitir a las generaciones futuras unos relatos que pretenden hacer inteligible el devenir sensible profano de la humanidad?
Para aclarar la génesis de ese es espíritu historiador hay que acudir a un período privilegiado: el que coincide con la Grecia clásica, pues en esa época abundan las referencias al pensamiento arcaico y en ella se manifiestan por vez primera la transparencia y la pureza de lo racional.
Del análisis de los textos helénicos surge esta verdad: el hombre se hace historiador porque deviene ciudadano; el relato histórico expresa el esfuerzo de los individuos y grupos por pensar y dominar la tragedia de la ciudad. Las diversas formas en que cada uno de los autores estudiados aborda el devenir -la sencillez no desprovista de ironía característica de Heródoto, el rigor que resplandece en Tucídides, la fantasía polémica de un Aristófanes, el ?progresismo? que exhiben los sofistas, la voluntad idealizadora de Platón, el moralismo de Jenofonte, la ?inteligencia? de Isócrates, la prudencia científica de Aristóteles- no sólo revelan soluciones políticas, sino que definen categorías que el pensamiento historiador y filosófico ulterior -hasta nuestros días- reactualizará y desarrollará.