LA TERCERA MUJER
PERMANENCIA Y REVOLUCIÓN DE LO FEMENINO
LIPOVETSKY, GILLES
liberadas de la servidumbre inmemorial que suponía la procreación, entregadas al libre ejercicio de una actividad profesional, así como de su libertad sexual, hoy las mujeres abren brecha en las ciudadelas masculinas. Cabía atribuir esta emancipación a los efectos de la lógica de las sociedades posmodernas que Gilles Lipovetsky ha definido en sus obras precedentes: el proceso de personalización, esa novedosa manera que tiene la sociedad de organizarse y de regir los comportamientos según los valores del libre despliegue de la personalidad humana, de la legitimidad del goce.
El último medio siglo ha introducido más cambios en la condición femenina que todos los milenios anteriores: liberadas de la servidumbre inmemorial que suponía la procreación, entregadas al libre ejercicio de una actividad profesional, así como de su libertad sexual, hoy las mujeres abren brecha en las ciudadelas masculinas. Cabía atribuir esta emancipación a los efectos de la lógica de las sociedades posmodernas que Gilles Lipovetsky ha definido en sus obras precedentes: el proceso de personalización, esa novedosa manera que tiene la sociedad de organizarse y de regir los comportamientos según los valores del libre despliegue de la personalidad humana, de la legitimidad del goce, de la necesidad de modular las instituciones en función de las aspiraciones de los individuos. El análisis de la moda ya había revelado el desamparo del individuo en la era democrática. Resulta notable que ahora Gilles Lipovetsky mediante la observación de los individuos en ámbitos tan diversos como el amor, la seducción, la belleza física y la relación con el trabajo, la familia y el poder reencuentre un elemento capital que subsiste en su alteridad: la mujer. Si bien las sociedades posmodernas se esfuerzan por reducir las oposiciones de género, lo cierto es que no preparan su confluencia. El hombre sigue asociado de manera prioritaria a los roles públicos e «instrumentales», la mujer a los roles privados, estéticos y afectivos. Lejos de obrar una ruptura absoluta con el pasado histórico, la dinámica democrática, insuficiente, lo recicla sin cesar. Según Lipovetsky, el analista más sagaz de las nuevas sensibilidades contemporáneas, la «tercera mujer» permite una salida del «segundo sexo»: tal es la polémica tesis central de este ensayo.